La invasión de las no-cosas

Esta es una reseña al libro del filósofo surcoreano Byung-Chul Han: No-Cosas. Quiebras del mundo de hoy.

Mi primer acercamiento a Byung-Chul Han fue decepcionante. Acababa de leer la magna obra de Zygmunt Bauman y el coreano me pareció un tanto superfluo. Aquel era un libro corto en el que el autor pululaba alrededor de un tema que me interesaba pero cuyas reflexiones no me calaron. Sabía que era el filósofo de moda y había leído alguna acusación de hacer refritos, de producto excesivamente comercial. Así que lo abandoné.

Cuando leí sobre «No-Cosas», su tema me llamó mucho la atención, porque está muy cerca de la esfera de lo que me preocupa. Leí un extracto, su primer capítulo, casi con precaución, y la experiencia no podría haber sido más diferente, ni más gratificante. Sigue el mismo esquema de aquel otro —un libro corto, observaciones en un lenguaje coloquial que se ilustran con pasajes de grandes filósofos—, pero esta vez casi cada pasaje es necesario, adecuado, bello y casi diría que urgente, para alertar sobre una brecha que se está abriendo con los tiempos que corren y que amenaza con aislarnos del mundo. Cada tres o cuatro páginas me encontré algún párrafo que me pareció sencillamente brillante.
Byung-Chul Han te acerca a Nietzsche, Cezanne y sobre todo a Heidegger, Barthes o Handke para hablarnos de las cosas como un ancla a la contemplación. Fromm alertó de los objetos como una herramienta de alienación y escribió su obra contra el consumismo pero ahora el capitalismo está cambiando, y con él vienen nuevas formas de opresión más íntimas. Ahora toca defender las cosas de las no-cosas que las están suplantando. «Infómatas» que informan sobre nosotros mientras nos alejan de la contemplación de lo real y nos vacían por dentro dejándonos a solas con nuestro ego.
Es un libro fácil de entender, abarrotado de estractos pertinentes de alguno de los grandes filósofos del siglo diecinueve, yuxtapuestos con bellos pasajes, casi poéticos y observaciones penetrantes sobre nuestro mundo. Hay algo a lo que las cosas que llegamos a amar nutre y a lo que las no-cosas que nos impone el capitalismo de la atención aniquila, que tiene que ver con el «recogimiento contemplativo», que es necesario para sintonizar con aquello que nos trasciende.

Este pequeño gran librito es una llamada de atención sobre un cambio de paradigma —o mejor dicho, una evolución en el paradigma— de la alienación, de una forma de dominación cada vez más abarcante, más íntima, en cuya agenda acaparadora está arrebatarnos de algo tan necesario para ser humano como el sentido de la contemplación, la atención a «lo otro» como «vivencia» del ser. «No-cosas» es un elogio de las cosas, de las cosas queridas que nos sirven para nuestros rituales del día a día, que conforman los lugares llenos de sentido, que nos ayudan a sintonizar con lo trascendente a través de situarnos en el mundo como epifanía.

Lo considero mi mejor lectura de no-ficción de este año (2021). La mejor de ficción ha sido Klara y el Sol, de Kazuo Ishiguro. Ambas, de alguna manera, se complementan. El mundo futuro de Ishiguro no será (o no lo será tanto) sin el mundo de las no-cosas sobre el que advierte Han.

La invasión de las no-cosas

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